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  • Foto del escritorKrystal Pérez

Nunca he sido buena con la disciplina y el orden, por eso no me puedo comprometer a tener un blog de viajes, aunque vivo viajando.Estos días el mismo viaje me ha pedido a gritos el escribir, no hay un motivo especial, voy a escribir y ya.


Escribiré en desorden, contando sobre lugares, experiencias, recomendaciones, momentos de odio, momentos de plenitud, compartiré fotos y comentarios que me parezcan relevantes en este proceso interno de aprender en movimiento.




Les comparto un escrito de lo que para mi es viajar:


Viajar es que el tiempo dure eternamente mientras vas de una estación a otra.

Viajar es que un atardecer perfecto sea demasiado corto.

Viajar es que pierdas el protagonismo ente miles de personajes principales.

Viajar es que el cuerpo cada día encuentre nuevas formas de comunicarse.

Viajar es escuchar los susurros de la historia del mundo, en otros idiomas, en otros colores.

Viajar es un paladar en constante adaptación.

Viajar es un eterno aprender a abrazar el presente antes de que se vaya corriendo.

Viajar es peso y ligereza, saber que no volverás la misma.


Llegamos a Barcelona en un vuelo directo desde Miami el 2 de febrero de 2022.Desde que tenemos a Koa no puedo más que recomendar a American Airlines, nos ha hecho el proceso de viajar con mascota uno más amable, cómodo y bondadoso. Si tienes que viajar con mascota creo que es la mejor opción del momento.


Si han visto mis fotos saben que Koa viaja con nosotros desde que tiene 4 meses. Koa ha estado en México, California, Puerto Rico y Europa. Este ha sido su viaje más largo. Me da risa pero el perro se comportó mejor que nosotros en el avión (8 horas), durmió todo el viaje, se levantaba a ratos para mirar al pasillo y sacudirse y regresaba a su lugar bajo el asiento. Koa y su comportamiento son una bendición.

 

Barcelona 2022


La llegada a Barcelona fue intensa, llegamos a las 7 am y tuvimos que esperar hasta las 3 pm para hacer "check in", las horas de llegada y salida de los hospedajes me parecen poco amigables para los viajeros. La "host" de Airbnb no quiso dejarnos entrar antes y justo yo daba una clase a las 5 pm. Honestamente valoro la flexibilidad en los hospedajes, aunque fue una gran ubicación y un gran precio, la comunicación fue pésima. Elegimos irnos de "turisteo" desde el momento 0 y eso dejó consecuencias en mi cuerpo y retardó mi proceso de adaptación y recuperación. Caminamos no sé cuántos pasos el primer día y a las 3 pm estábamos muertos.


Tuve la suerte y el privilegio de hospedarme a dos cuadras de La Sagrada Familia, me puse de meta ir a verla en diferentes momentos del día, mirándola en diferentes luces, gran experiencia, caminar con Koa en la plaza, dejarlo correr, ver a los cientos de turistas del mundo asombrados por la belleza de la Iglesia. La Sagrada Familia te habla, te invita a sentarte un momento y parar a observar. Mi momento favorito fue mirarla desde el café "Las Buenas Migas" mientras me tomaba un Capuccino.


Elegimos hospedarnos en habitaciones de apartamentos compartidos de Airbnb. Requisitos: tener espacio, salón para dar clases y cocina. Nunca acertamos con el espacio y el salón, pero esas cosas las pusimos en la lista de "circunstancias externas". En este primero no usamos la cocina ni una vez, elegimos mimarnos al son de las "tortillas de patatas", "café del bar de la esquina", cazuelas de todo lo imaginable, aros de calamar, revueltos de todo tipo y quién sabe qué más... Hubo días que estábamos tan cansados que pedimos comida de India por "Uber eats", aveces pensamos que imperdonable pero respetamos nuestro cuerpo y ritmos. Las ciudades tienen ese efecto en mi, las amo pero me agotan, no son mi lugar favorito. El presupuesto bajó considerablemente por no usar la cocina, eso nos invitó a que en el resto del viaje hagamos la mayoría de las comidas en casa.


Hay un lugar en especial de comida al que creo que si andan por Barcelona deben ir: Bar Brusi. Nos comimos la mejor paella, la verdad es que es la mejor que he probado. También son famosos por sus callos, honestamente no tengo idea, no los probé. Nos relajamos en un bar sencillo donde se escuchaban los sonidos de los vasos y platos chocando, la señora cocinera bastante mayor nos contó la forma en la que se ha dedicado a esto toda su vida y dijo una frase con la que me quedo: "hago lo mismo cada día, algo me tenía que salir bien". Me quedo con eso, la repetición hace la mejora, me hizo pensar en el Ashtanga, hasta lo eché de menos.



Hicimos las visitas obligatorias: Parc Guell, Barrio Gótico, La Rambla, Arco del Triunfo, El Raval, no me acuerdo de lo demás, el turismo obligatorio no es mi "hit". Pero les comparto algunas fotitos.



El verdadero motivo por el que llegamos a Barcelona fue que en julio para el cumpleaños de Colin le regalé un boleto del partido de Barcelona vs. Atlético Madrid, confieso que fue mi forma de convencerlo para venir a Europa, y GOL!!!! aquí andamos. Fue una gran experiencia, disfrutamos y celebramos cada gol, bailamos, gritamos y wao, lo volvería a hacer muchas veces. Es mi segunda oportunidad en Camp Nou y nunca me falla.




Desde Barcelona una escapada que recomiendo mucho es ir a Sitges, está a la vuelta de un tren y es hermoso. En Sitges pasamos un día completo, la vista desde la Iglesia de la ciudad es espectacular, fuimos al museo Cau Ferrat y Palacio de Marisel, valió muchísimo la pena. Sitges es de esos lugares que te recuerda pausar, que la belleza existe y que si no conectamos con la naturaleza nos podemos perder. Además estar cerca del mar era algo que mi corazón necesitaba. En Sitges comimos muy bien en un bar de tapas del norte, salimos contentos y listos para una siesta.



Estuvimos 10 días en Barcelona porque necesitaba tierra tras mucho movimiento, me di cuenta que tuve mucho trabajo en esas fechas y que la próxima vez lo haría diferente, tal vez tomarme una semana de pausa para asentarme, pero aveces el tiempo es lo menos que nos sobra.


En Barcelona tuve la maravillosa oportunidad de ofrecer una sesión de Yoga Sensible al Trauma presencial para la Formación solidaria de "Yoga sin Fronteras", conocí a mi colega y amiga Carolina Frontini y pudimos planificar nuestra última formación de TCTSY que ofrecimos recientemente, conocí en persona a mi terapeuta Luciano, y tuve algunas reuniones para manifestar proyectos maravillosos que vienen en camino. También en Barcelona estuve para ofrecer nuestro primer taller virtual a Veteranos de Puerto Rico (VA) junto a Jenn Turner, David Emerson y Luisa Pérez, una colaboración que había deseado por mucho tiempo. Todo fue intenso pero hubo muchas bendiciones y momentos que me cambiaron todo. Es un momento importante en mi vida, y sucedió en Barcelona.


Barcelona es un lugar al que siempre regresaré, un lugar que te recibe con los brazos abiertos y muchas oportunidades. Aunque fue duro, cansado y ajetreado este nuevo contacto me recordó que España es otra casa para mi, y muy pronto regresaremos para disfrutar de su magia.




Nos vemos muy pronto Barcelona, gracias por tus lecciones...

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Hace tres meses me inicié en el camino del "Crossfit", siempre había querido hacer algún trabajo corporal que involucrara pesas pero nunca encontré amor por el gym, ningún exntrenadorx me terminó de convencer y las "app" no son mi "hit".


Hace tres meses me vi en una de mis tantas “crisis corporales”, me miré al espejo y no me gusté, como les había comentado, eso de decirme cosas bonitas o convencerme de amar mi cuerpx nunca me ha servido mucho y le puse nombre a esa crisis: "periodo de estancamiento corporal".

Periodo que estaba super dispuesta a superar.


Lxs que me conocen y practican conmigo saben un poco sobre mi recorrido en la práctica de Yoga, siempre digo y siempre lo diré: El Yoga es mi lugar al que siempre volver, es una relación eterna, ese sitio que siempre me espera y me recibe con los brazos abiertos. Pero hoy no contaré del Yoga.


Mi cuerpx pedía sudar, movimiento, intensidad, retos… Eso he encontrado en el "crossfit". Al hablarlo con mi terapeuta le pareció una buena idea para canalizar mi energía, así que por ahí me fui. Mi primer acercamiento no fue del todo grato, la mayoría del grupo era avanzado y sentía constantemente que les pesaba explicar paso a paso, me noté varias veces acelerando el ritmo o esforzándome demasiado para estar al mismo nivel. Duré dos semanas y noté mi falta de motivación, "bye" a ese grupo.


Tuve la bendición y el privilegio de mudarme un mes a Rincón, en Puerto Rico y ahí encontré mi comunidad. ¿Les he dicho que la comunidad es esencial para mi? Desde que llegué me sentí en casa, sonará extraño en este tipo de ejercicios pero ahora busco cualidades en mis instructores tales como: la invitación, que respeten mi ritmo, que den seguimiento a cómo me siento y que cuando regrese me pregunten cómo me fue.


Más que el trabajo físico, me sentí acogida por un grupo de personas con un mismo fin, me sorprendí 5 días a la semana llegando con antelación, emocionada de conocer el "workout" del próximo día, y así me fui enganchando. Una de las cosas que me gustó es que nunca me sentí obligada a cargar más peso del que mi cuerpx podía, cambió totalmente mi visión de que cuando haces pesas te lastimas. Todos los ejercicios los adaptaron a mi situación de principiante e incluso me motivaban a empezar con poco peso hasta que decidiera cuando quería más.


Recientemente me mudé de país por unos meses y desde que llegué sólo pensaba en encontrar un nuevo grupo de "crossfit". Y ahí me vi de nuevo anotándome en una nueva comunidad. La visita al gym se ha convertido en mi espacio de refugio, he hecho amigos en un lugar donde no conocía prácticamente a nadie y lo más importante, mi relación con mi cuerpo está mejorando. Me invité a dejar de prestar atención a cómo se ve mi cuerpx y empecé a notar cómo se siente. La historia cambió, mi percepción cambió.


En tres meses puedo decir que mis entrenamientos favoritos son esos que incluyen pesas y luego una rutina corta de 6-12 minutos de ejercicios de intensidad. Es un reto personal cada día, y las sensaciones que tengo en mi cuerpx al terminar son agradables. Hace una semana aproximadamente recuerdo haber estado haciendo uno de los "workout" de este tipo y esos 12 minutos fueron intensos, viví de todo. Empecé a tener memorias de un momento difícil de mi vida, y a medida que aumentaba la intensidad aumentaban los recuerdos. Decidí bajar el ritmo e ir notando y dejando pasar, diciéndome: “ahora estás aquí, y estás pasando este reto una respiración a la vez, un peso a la vez, y solo faltan 8 minutos, a medida que el tiempo iba reduciendo me sentía más liberada y a la vez sentía que había dejado pasar esos momentos difíciles de mi vida, fue toda una experiencia. No todos los entrenamientos se sienten igual. Hoy por ejemplo me divertí muchísimo. Me dije a mi misma: “Cada día puedes elegir qué peso puedes cargar, cada día puedes elegir qué peso quieres cargar”.


Y por último, les quiero compartir que una de las preguntas que me han hecho es si he notado cambios o resultados. Esta es la parte más compleja, me propuse medir los cambios en cómo me siento en lugar de cómo me veo. No me he pesado, no estoy contando las libras que subo o bajo, no estoy siguiendo ninguna dieta en especial y no sé si mis carnes andan más pegadas que hace 3 meses. Sólo sé que me siento animada, que me gusta la comunidad que se ha ido creando y que tengo un propósito personal, una cita conmigo, un reto conmigo, y que es un proceso a largo plazo y a mi ritmo. Siento como mi cuerpo se va fortaleciendo cada semana, algunas veces también se siente débil, pero eso es una pequeña parte de todo lo que significa para mi esta nueva aventura.


Que tengan un día sensible.


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  • Foto del escritorKrystal Pérez

Actualizado: 27 mar 2021

Recuerdo mi primera clase de Yoga, no paraba de reírme , no entendía nada. Sin embargo, una fuerza sobrenatural me hacía regresar a clases una y otra vez, si a los 20 años me hubieras preguntado : “¿por qué practicas Yoga?” Hubiera respondido que para pararme sobre la cabeza.


Para ese mismo año me encontraba yo teniendo una relación de pareja violenta, me tardé años en entender las consecuencias físicas y emocionales que esa relación dejaría en mi. Pero si, la Yoga y la violencia llegaron a la vez, convivían a la vez y una contrarrestaba a la otra.


Años después me certifiqué como Instructora de Yoga y fue que encontré el modelo de Yoga Sensible al Trauma, tenía claro que mi misión era acompañar a mujeres que habían vivido lo mismo que yo. Cuando leí el primer artículo de Trauma Sensitive Yoga fue amor a primera vista, sabía que sería parte de mi camino por muchos años.


Y aquí estoy, 6 años después comprometida a llevar el movimiento sensible a través de la práctica de Yoga Sensible al Trauma a cada rincón hispanohablante.


En este espacio les iré contando de historias, viajes y experiencias en este camino...


Bienvenidxs!


#movimientosensible

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